SESGOS COGNITIVOS Y NEGOCIOS
Sesgos cognitivos en la Formación de Negocios
Emprender un negocio requiere analizar información y tomar decisiones. Es bien conocido que emprender es un riesgo, de hecho, muchos negocios fracasan durante los primeros años.
Los sesgos cognitivos pueden ejercer un papel en la percepción del riesgo de los emprendedores, y de esa manera acercarlos más a tomar esa decisión.
Aunque los sesgos puedan ayudar a afrontar las limitaciones cognitivas, finalmente los sesgos resultan en decisiones menos racionales y exhaustivas. Los sesgos surgen cuando tenemos que tomar decisiones complejas o decisiones que no están claras y estos sesgos pueden ser especialmente prevalentes entre los emprendedores.
Cooper, Woo & Dunkelberg encontró que el 95% de los emprendedores creen que sus emprendimientos tendrán éxito, aunque más de la mitad de los emprendimientos fracasan. Esto tiene que ver con el sesgo de optimismo irrealista.
Las personas desplegamos percepciones positivas que no son realistas sobre nuestras propias cualidades. También pensamos de forma irrealista sobre a probabilidad de conseguir resultados positivos en el futuro, y tenemos una falsa percepción de control del entorno.
Además, existen otros sesgos que influyen en la percepción del riesgo como por ejemplo el exceso de confianza. Este sesgo consiste en no conocer los límites del conocimiento que uno mismo posee. Este exceso se puede producir porque los individuos no revisan lo suficiente sus estimaciones iniciales después de recibir nueva información, y así, no se dan cuenta de hasta que punto sus estimaciones pueden ser incorrectas.
La ilusión de control es otro sesgo que afecta al pensamiento positivo, y a su vez conduce a una menor percepción del riesgo. Las estimaciones sesgadas por la falsa percepción de control pueden llevar a decisiones arriesgadas, como por ejemplo la adquisición de empresas con rendimiento pobre o el desarrollo de productos innovadores. Además, la creencia de una persona sobre su habilidad para controlar el resultado del emprendimiento afecta a sus intenciones de emprender. Sin embargo, esta creencia está basada en percepciones, y puede ser imprecisa o incluso una ilusión. Krueger and Brazeal exponen que los emprendedores muchas veces pasan por alto obstáculos muy reales.
Otro sesgo peculiar es la ley de números pequeños. Este sesgo está relacionado con tomar muestras de información muy pequeñas para extraer conclusiones firmes y sólidas. Por ejemplo, un emprendedor se puede ver muy motivado al recibir feedback positivo de dos posibles clientes de un producto nuevo. Por razones evidentes, estadísticamente esa idea no puede sostenerse por ningún lado. Sin embargo, entre el sesgo de confirmación, el exceso de confianza y la creencia en la ley de los números pequeños, el emprendedor puede creer falsamente que sus ideas están confirmadas en esa pequeña muestra, cree que pueden representar a un número más grande de la población y subestima el riesgo real asociado.
El sesgo puede aparecer como resultado de nuestra poca habilidad para comprender el principio fundamental de muestreo, y es que, a menor tamaño de muestra, mayor porcentaje de error existe, y por lo tanto, menos fiables pueden ser los resultados al extrapolarlos.
El sesgo es incluso posible en personas estudiadas en materia. Tversky & Kahneman encontraron que un grupo de psicólogos entrenados en materia estadística tenían serias nociones incorrectas sobre la cantidad de error y poca fiabilidad que hay inherente en las muestras pequeñas.
Con todo esto surge la siguiente pregunta: ¿Están asociados los sesgos al fracaso en emprendimiento? Las personas con sesgos cognitivos podrían no ser capaces de afrontar los riesgos después de que el negocio esté en marcha. De hecho, el mismo proceso que hace que la probabilidad de iniciar un negocio aumente puede ser el mismo proceso que haga que el rendimiento empeore.
En el planeamiento estratégico de un negocio, los hechos pueden llegar hasta cierto punto, pero luego el juicio humano es necesario para interpretar los hallazgos y determinar su relevancia. Estos juicios subjetivos son un componente mayoritario en cualquier proceso de creación de la estrategia. Si estos juicios son incorrectos los esfuerzos en el planeamiento de la estrategia serán desviados.
Existen varios sesgos cognitivos cuyo papel es crítico en la forma estratégica que adopta un negocio. Entre ellos encontramos (1) el sesgo de disponibilidad y (2) el sesgo de comprensión restrospectiva entre otros.
El sesgo de disponibilidad es un heurístico que tiene relevancia para la percepción del riesgo. Las personas juzgamos un evento como probable si es fácil de imaginar o ha ocurrido hace poco. Los eventos que ocurren a menudo son más fáciles de imaginar o recordar que eventos raros o poco comunes.
Imaginemos que estamos en un proceso de análisis sobre el curso de acción que debe tomar la compañía. Estamos frente a los gerentes y todos los tomadores de decisiones. Queremos exponer cada situación que podría salir mal y la baja probabilidad de ocurrencia que tiene cada situación. Por el sesgo de disponibilidad hemos hecho que sea fácil de imaginar o pensar en escenarios dónde las cosas pueden salir mal. Como expone Lorange, la misma mención de la baja probabilidad de un resultado puede aumentar la probabilidad percibida de ese resultado a pesar de lo que indique la evidencia.
Otro concepto relacionado es el sesgo de la comprensión retrospectiva. Éste sesgo consiste en percibir de forma equivocada la probabilidad de aparición de un evento en base al conocimiento pasado que tenemos de ese evento. Fischhoff mostró que tener conocimiento de la ocurrencia de un evento aumentaba lo inevitable que se percibe el evento. Le damos más valor a ciertos factores en el proceso de planeamiento a pesar del peso probabilístico real porque hemos visto esos factores combinados en algún resultado deseado en una decisión pasada.
Otros factores que afecta el cómo los emprendedores toman decisiones o dirigen negocios son los juicios incorrectos sobre correlación y causalidad, el deseo de obtener certeza y el efecto “sí, pero eso a mí no me pasa”.
Veamos ahora estudios más recientes de cómo el conocimiento de los sesgos se esta utilizando para potenciar la conducta de compra de los consumidores.
Los sesgos cognitivos en Marketing
Cómo los clientes toman la decisión de compra ha sido un tema de interés desde siempre para los negocios. A pesar de lo que pueda parecer, un cliente no suele tomar una decisión muy informada y exhaustiva de compra.
De hecho, los entrenamientos en ventas de las empresas ya incluyen factores cognitivos y emocionales para vender como pone de manifiesto Robert Cialdini en sus libros Influence, the psychology of persuasión y Pre-Suasion: A revolutionary way to influence and persuade.
Este es un concepto ya fundamental para los economistas conductuales y recientemente los profesionales del marketing (marketers) han enfocado sus acciones hacia los sesgos cognitivos. Mucha de la literatura sobre marketing y revistas de comercio se enfocan en explicar los sesgos cognitivos identificados por psicólogos y economistas conductuales y enseñan como los marketers pueden utilizarlos.
Cómo entregar la información al cliente es esencial para el marketing. El precio es una de las informaciones más importantes para tomar la decisión de compra y existen diferentes formas de plantear las estrategias de precio en las empresas. Normalmente se utiliza la estrategia de precio basado en el coste, o la estrategia de precio basado en la competencia, donde los mercados son los que estipulan los precios.
Existe otra forma de plantear el precio que se basa en el valor, un enfoque cliente céntrico que tiene en cuenta la percepción de valor del cliente. La estrategia de precio basado en el valor se define como el punto hasta el cual los gerentes toman en consideración como los clientes perciben el beneficio del producto en relación con su precio. En los mercados, este beneficio puede suponer una disminución en los costes o un aumento en los ingresos. Los expertos del marketing generalmente se refieren a la estrategia basada en el valor como un excelente medio para conseguir rentabilidad en los precios. Además, esta visión cuenta con apoyo empírico que une la estrategia basada en el precio con un mejor rendimiento en productos nuevos y en un mejor rendimiento comercial.
Por esta razón se están desarrollando estrategias basadas en la percepción de valor de un cliente. Para desarrollar estas estrategias se tiene en cuenta cómo los humanos procesamos la información, y es ahí donde los sesgos cognitivos entran en juego para afectar la percepción.
Uno de los sesgos más usados en marketing es el sesgo de anclaje. Este sesgo consiste en la tendencia de realizar juicios sobre el precio o la cantidad en relación con un punto de referencia recientemente introducido. Un ejemplo de esto es presentar la información de la siguiente manera: “Precio: 100€, ahora y solo hoy, 49,90€”. La referencia es el precio de 100€, entonces, la percepción del valor queda anclada a esa cifra. Por eso el nuevo precio encontrado (49,90€) es percibido de forma favorable, porque el marco de referencia era una cifra más grande. Las personas pueden llegar a percibir un yogurt como más saludable si presentamos la información sobre su porcentaje de grasa en términos de “libre de grasa en un 99%” en lugar de “contiene 1% de grasa”.
Ariely, Loewenstein & Prelec llevaron a cabo un experimento en el que se le preguntaba a los participantes experimentales que dijeran los dos últimos dígitos de su número de la seguridad social. Después de eso tenían que estimar el precio que estarían dispuestos a pagar por algunos artículos. Los resultados fueron sorprendentes. Las personas con los dos últimos dígitos más altos estaban dispuestas a pagar hasta un 320% más que el grupo con los dígitos más bajos. El sesgo de anclaje provocaba ese efecto, el hecho de primero decir un número alto, hacía que estuvieran más dispuestos a pagar un mayor precio.
Investigaciones como ésta han hecho que los esfuerzos en marketing vayan en esta dirección. De hecho, dando un rápido vistazo a los negocios online más famosos observaremos cómo la técnica de anclaje está presente en webs como Amazon, Booking, o Groupon.
Otro sesgo muy usado en marketing es el sesgo de aversión a la pérdida que consiste en la tendencia en darle más valor a evitar pérdidas que a recibir ganancias. Esto como hemos comprendido en la introducción tiene su explicación biológica en la adaptación y el manejo del error.
Southgate explica que una manera en la que se está usando la aversión a la pérdida en marketing es dando muestras gratis de un servicio o producto con un período de prueba. Al final del período de prueba el cliente tiene que tomar la decisión de comprar para seguir usando el producto o perder el beneficio.
Otro sesgo cognitivo muy influyente en nuestra decisión de compra es el sesgo atencional. Éste consiste en la tendencia a afectar nuestra atención por estímulos relativos a un tema. Es una tendencia que nos lleva a afectar nuestra percepción por pensamientos recurrentes y puede explicar porque a veces fallamos en considerar posibles alternativas.
Este tipo de sesgo se ha estudiado mucho en personas con cuadros clínicos de ansiedad, depresión o dependencia de las drogas. Se ha observado que las personas ansiosas tienen un marcado sesgo atencional hacia la amenaza, que las personas depresivas tiene un sesgo atencional hacia los pensamientos negativos y las personas drogodependientes tienen un sesgo atencional hacia los estímulos relacionados con las drogas.
En el campo del neuromarketing, los clientes pueden ser seducidos por el sesgo atencional lo que puede dirigir sus preferencias hacia ciertos productos. Por ejemplo, estudios recientes muestran que el sesgo atencional puede activarse hacia estímulos de marketing que son familiares porque los consumidores prefieren enfocarse en lo que ellos ya conocen a expensas de la información nueva.
Es por este motivo que existe el Branding, el proceso por el cual una marca se crea y se presenta al consumidor para provocar una percepción de valor.
Cuando dos cosas se presentan juntas lo suficiente, por aprendizaje, solemos asociar la una con la otra. Este concepto está ya muy asentado en la psicología más básica desde los estudios de condicionamiento clásico de Pavlov. Derivado de este concepto surge otro sesgo muy influyente en el marketing llamado el sesgo de efecto halo.
El efecto halo consiste en un error de juicio o valoración que hacemos sobre un objeto/persona basándonos en un atributo destacable que observamos. Cuando percibimos que una persona posee un atributo muy destacable, ese rasgo deja tras de sí un “halo” que influye en nuestra precepción sobre el resto de rasgos o características de esa persona. Ese halo hace referencia a una capacidad de transferencia.
En marketing es muy común querer emparejar la marca con un personaje famoso que posea alguna cualidad muy destacable para que la marca se pueda beneficiar de esa transferencia de cualidades positivas. Por eso estamos acostumbrados a ver que las marcas usan personajes famosos de diferentes ámbitos para anunciar sus productos, desde actores famosos, deportistas de élite, o influencers de las redes sociales.
Otros sesgos que afectan a la percepción del son el sesgo de escasez, el sesgo del efecto IKEA y el sesgo de frecuencia base.
El sesgo de escasez consiste en la tendencia de dar más valor a aquellas cosas que son difíciles de conseguir, o que son escasas. Presentar la información de un producto de tal manera que se perciba que se va a agotar, o que quedan pocas unidades hace que el sesgo de escasez se active en la decisión de compra. En muchas situaciones utilizamos la disponibilidad de un artículo, para rápidamente estimar la calidad o utilidad, y eso nos conduce a errores sistémicos y al sesgo cognitivo.
El efecto IKEA consiste en la tendencia de darle un valor desproporcionado a aquellas cosas que hemos creado nosotros mismos. Recibe este nombre por la tienda de muebles famosa IKEA, la cual ofrece productos a un precio más barato porque ha quitado la mano de obra del proceso de venta. Los resultados demuestran que cuando las personas construyen un producto en particular por ellas mismas, aún cuando lo hacen mal, valoran más el resultado que si ellas no hubieran puesto ningún esfuerzo en su creación. Por ello algunos negocios ofrecen la posibilidad de personalizar el producto o servicio, por ejemplo, Nike te deja cambiar el color de los cordones, agregar o quitar elementos de la deportiva y te va mostrando el resultado final en 3D.
El sesgo de frecuencia base es una falacia formal (de la lógica), consiste en la tendencia a ignorar información genérica y enfocarse en información específica, muchas veces información de caso único. ¿Cómo se usa esto en marketing? Dado el peso que damos a informaciones específicas de caso único los marketers están ofreciendo la información del producto/servicio en formato testimonio dónde otros clientes cuentan su experiencia. Esa información pesa más que una explicación general de todas las ventajas y beneficios que ofrece el producto.
Puedes encontrar el estudio completo en el siguiente enlace: Aquí
2 comentarios en «Sesgos congnitivos y negocios»
Información de calidad
Quiero expresar mi sincero agradecimiento por este temario sobre los sesgos cognitivos en la formación de negocios. Ha sido una lectura fascinante y educativa que me ha permitido comprender cómo estos sesgos pueden afectar nuestras decisiones empresariales y de marketing.